Orígenes
Generalmente se cree que el futhark antiguo procede de los antiguos alfabetos itálicos, posiblemente tanto de las variantes del norte (alfabetos etrusco o rético) como del alfabeto latino mismo. La teoría de que derivó del alfabeto griego por medio del contacto de los godos con los griegos bizantinos fue popular en el siglo XIX, pero quedó desechada tras la datación de las inscripciones de Vimose que estableció que eran del siglo II, cuando los godos entraron en contacto con la cultura griega a a partir del comienzo del siglo III. Es más, el alfabeto gótico, derivado del griego en el siglo IV, tiene sólo dos letras derivadas de las runas, (de Jera) y (de Uruz).
La forma angular de las runas, presumiblemente una adaptación a la incisión en la madera y el metal, no es una innovación germánica, sino que es una característica compartida con otros alfabetos antiguos, incluyendo los itálicos antiguos, como se comprueba al comparar por ejemplo la inscripción latina de Duenos) o la etrusca del yelmo de Negau (siglo I a. C.), que presenta un nombre germánico, Hariagastiz, y da testimonio del temprano contacto de los germanoparlantes con la escritura alfabética. De forma similar la inscripción de Meldorf (de alrededor del año 50) puede calificarse de un uso "proto-rúnico" de los germanoparlantes usando el alfabeto latino. Parece que las formas de las letras del "alfabeto de Bolzano" del rético encajarían particularmente bien.[4] La inscripción de la lanza de Kovel, datada alrededor del 200 avanza de una peculiar variante goda de escritura. Su texto tilarids de hecho parece más letras itálicas antiguas que alfabeto rúnico, escritas de derecha a izquierda y con una T y una D más próximas a las latinas o las etruscas que a las de Bolzano o alfabetos rúnicos.
Las runas equivalentes a f, a, g, i, t, m y l no presentan variación y se acepta ampliamente que son idénticas a las letras itálicas antiguas o latinas F, A, X, I, T, M y L. También hay un amplio consenso en que las runas correspondiente a u, r, k, h, s, b y o derivan de las letras V, R, C, H, S, B y O.
Las runas de origen incierto puede que fueran o bien creaciones originales o transformaciones de las letras latinas. Odenstedt sugiere que se adoptaron 22 letras del alfabeto latino clásico (siglo I, ignorando la marginal K) viniendo (þ de D, de Y, de Q, de P, de G, de Z), y siendo las dos runas restantes ( y ) innovaciones germánicas,[5] pero hay controversia entre los expertos respecto al origen de ehwaz (¿de E?), naudiz (¿de N?), þ (¿de D o del rético Θ?), y las runas wunjo (¿Q o P?), ihaz y algiz (¿ambas de las latinas Z o Y?), ingwaz (¿Q?) y dagaz.[6]
De las 24 runas del futhark clásico plasmadas en las inscripciones del año 400 (piedra rúnica de Kylver), iwaz, peordh[7] e ingwaz[8] no aparecen el las primeras inscripciones del periodo 175 al 400, mientras que ehwaz en este periodo principalmente aparece con forma de pi (Π), su forma de M () fue ganando prevalencia solo a partir del siglo V. De forma similar la runa con valor de s podía tener tres variantes de trazo del signo () o cuatro variantes del signo () (y más raramente 5), y sólo a partir del siglo V las tres formas definitivas se hicieron prevalentes.
Las runas características de los siglos VI y VIII tienden a tener sólo trazos en tres direcciones: verticales o en las dos diagonales, mientras que las inscripciones más antiguas también muestran trazos horizontales en el caso de ehwaz mencionado anteriormente, y también en el caso de tiwaz, laguz, ingwaz y haglaz.
Datación y propósito Generalmente se estima que la datación de la creación del primer alfabeto rúnico sería de aproximadamente el primer siglo de nuestra era,[9] la últimas estimaciones lo retrasarían al siglo II. La cuestión es en cuánto estimar el periodo indeterminado entre la creación del alfabeto y las inscripciones de Vimose datada en el año 160. Si tanto iwaz como algiz realmente derivan de las latinas Y or Z, como sugiere Odenstedt, el siglo primero quedaría descartado porque estas letras no se introdujeron en el alfabeto latino hasta el reinado de Augusto.
Otros expertos se contentan con asumir el periodo indeterminado alrededor del comienzo del siglo II.[10] Pedersen (y con él Odenstedt) sugiere que el periodo de desarrollo de alrededor de un siglo contando desde su supuesta derivación de las formas de þ () y j () de las latinas D y G.
La invención de las letras se atribuyen a una sola persona,[11] o a un grupo de personas que estaban en contacto con la cultura romana, quizás mercenarios en el ejército romano o mercaderes. Estas letras tienen un propósito inicial de usarse en la escritura, pero hay otras opiniones que hacen hincapié en otros propósitos además del práctico como el mágico o recreativo, como graffitis.[12] Bæksted afirma que en su estado inicial, las runas eran una escritura "artificial, recreativa, no necesariamente imitaba el uso de as letras latinas", al igual que los bracteatos germánicos imitaban las monedas romanas, una opinión aceptada por Odenstedt debido a la naturaleza primario del cuerpo de inscripciones antiguas (siglo II al IV).
Otros expertos se contentan con asumir el periodo indeterminado alrededor del comienzo del siglo II.[10] Pedersen (y con él Odenstedt) sugiere que el periodo de desarrollo de alrededor de un siglo contando desde su supuesta derivación de las formas de þ () y j () de las latinas D y G.
La invención de las letras se atribuyen a una sola persona,[11] o a un grupo de personas que estaban en contacto con la cultura romana, quizás mercenarios en el ejército romano o mercaderes. Estas letras tienen un propósito inicial de usarse en la escritura, pero hay otras opiniones que hacen hincapié en otros propósitos además del práctico como el mágico o recreativo, como graffitis.[12] Bæksted afirma que en su estado inicial, las runas eran una escritura "artificial, recreativa, no necesariamente imitaba el uso de as letras latinas", al igual que los bracteatos germánicos imitaban las monedas romanas, una opinión aceptada por Odenstedt debido a la naturaleza primario del cuerpo de inscripciones antiguas (siglo II al IV).